miércoles, 19 de mayo de 2010

SERES SIN CULTURA de Marou Garba Adamou

En mi tierra, un pueblo situado en el sur de Dosso, antes de la colonización había una prueba de iniciacíon para afrontar las dificultdas cotidianas.

Un día, conversando con mi abuelo, él me contó una historia que no había escuchado antes.

En mi pueblo, antes de la colonización, cada cinco años los jóvenes llevaban a cabo una prueba que se llama pasaje.

El pasaje es una partida de caza muy difícil que permitía saber si el niño estaba listo para afrontar las dificultadas de la vida. El día del pasaje, a las cinco de la mañana, cada niño iba, acompañado por su padre, a la plaza del pueblo. Los ancianos les daban los últimos consejos. Así, justo después de la oración del alba, los niños iban al monte y la caza empezaba.

Los niños recorrían varios kilómetros, escalaban las montañas cruzaban los ríos y perseguían a los bichos por todas direcciones.

El niño debía hacerlo todo para no ser abandonado pr el grupo que era conducido por el mejor cazador del pueblo. Era el que les enseñaba los secretos del monte. Algunos abandonaban y otros resistían.

Así, cuando los niños llegaban cerca de las nueve de la noche, se dirigían a la plaza del pueblo donde los ancianos los esperaban. Por la noche, cada niño contaba la caza a su manera. Al día siguiente, después de la oración del alba, todos entraban a sus casas.

Lo importante de esta caza no era tener muchas presas, sino saber quién puede afrontar las dificultadas de la caza que son las mismas que las de la vida.

"Hoy, hijo mío, vosotros que habéis frecuentado la escuela del hombre blanco no dais ninguna importancia a lo que fue nuestra escuela. Sin embargo, es una lástima comprobar que no sois ni negros ni blancos, el hombre blanco ha hecho de vosotros unos seres sin cultura. Hijo mío, debes trabajar bien en la escuela del hombre blanco y ser fiel a tu cultura. Así serás un hombre que vive en armonía. Porque un hombre sin cultura es un deshecho".



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